mayo 22

¿Vives suelto o ves más allá?

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Foto de Priscilla Du Preez para @unsplash

Desde hace un tiempo creo que hay dos formas de estar en la vida: suelto o comprometido. Tengo esta concepción del mundo desde un punto de vista subjetivo y partidista, difícil de defender de manera objetiva. Es más una sensación empírica que cualquier pensamiento racional, por eso es algo costoso de explicar...

 Hay algo en vivir comprometido que es una vacuna contra la indecisión.

Yo he vivido suelta, y me refiero a no tener una meta superior a mí misma que alcanzar. Y he vivido comprometida, es decir, en la lucha por conseguir un bien mayor que mi propia persona individual. Y de las dos formas he sido feliz e infeliz, frustrada y salvada, indolente y aguerrida, a partes iguales. Pero hay algo en vivir comprometido que es una vacuna contra la indecisión, incluso contra la apatía, y me ha demostrado que es una mejor forma de vivir.

Suelto disfrutas, tienes menos límites, menos directrices y vagas un poco a lo loco, de cosa en cosa que te gusta. Está bien, es una vida como tantas otras, vivible, disfrutable, incluso feliz. Comprometido vives en un espejo, compruebas si tus acciones concuerdan con tu compromiso adquirido, te inspeccionas, te escuchas y te ves. Ves desviaciones que te entristecen, vuelves a la lucha y rediriges, esperas un resultado mayor que la suma de tus propias acciones.

El compromiso es de elección personal e íntima, involuntaria casi. A veces es él el que te escoge a ti. Vas suelto, viviendo normal, cuando te das cuenta de que tu cabeza suele pensar en cierto asunto, grande, ambicioso, mundial o familiar. Vuelve a él e inventa soluciones, imagina mejoras, trata de arreglarlo. Entonces das un paso más y te informas, sin querer estás leyendo sobre ello, aprendiendo, preocupándote, queriendo ayudar. Y así comienza otra vida. Te has propuesto una meta, has ingerido unos principios nuevos y la digestión será una puesta en marcha, un click.

  Lo que guía tus acciones es la resta entre el mundo que quieres y el que tienes.

Ahora deseas con fuerza un cambio, una evolución, un camino nuevo. Tienes un fin en mente y quieres invertir en que se realice. Quieres aportar en la consecución de una meta más grande, valiosa y brillante que tu propia vida individual. Y así, sin darte cuenta, te has comprometido, has prometido dar una batalla, intentarlo. Tu meta puede ser pequeña, local, mundial, enigmática u oler a causa perdida, da igual, lo que tu cerebro entiende es el compromiso, y lo que guía tus acciones es la resta entre el mundo que quieres y el que tienes.

Diana Esteban es una madrileña, vegana y viajera que ha fundado los primeros tours veganos de Madrid para viajeros conscientes. Su amor por la naturaleza y los animales la ha llevado a ser voluntaria en refugios y activista por los derechos de los animales. Siendo capaz de cuestionarse mil incógnitas en un minuto, escribe para descifrar su mundo, y de paso, expiar su enorme curiosidad por el ser humano.     

Su máxima: "El que duda aprende"

Escríbela a nido@elnidocaotico.com poniendo en el asunto Para Diana


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