noviembre 26

La Ética Realista

Podcast de política, filosofía, sociedad y debate

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Dos visiones de la Ética

En filosofía hay 2 corrientes fundamentales en relación a la teoría del conocimiento y a la metafísica, que intenta responder a la pregunta sobre qué existe y qué es la realidad. El idealismo y el realismo

El realismo postula que:

  • La realidad existe
  • Esa realidad es independiente, al menos en alguna medida, del sujeto, de nuestro pensar y de nuestro querer.
  • Podemos, al menos parcialmente conocerla

El idealismo que es posterior al realismo postula que debemos dudar de la realidad ya que está está mediada por mis pensamientos. De lo que no puedo dudar es de mi yo pensante y desde ahí, poniendo énfasis en la teoría del conocimiento debemos extraer el mundo. De lo mental a lo real.

La Ética realista es heredera de esta visión y por tanto estipula la existencia de valores y principios morales objetivos, que son, por tanto independientes de la opinión, el consenso, la subjetividad, etc, y que dichos principios son cognoscibles, en algún grado por la razón práctica. Esta, la razón práctica a diferencia de la razón teórica o especulativa razona a partir y desde la práctica, a partir de las acciones humanas.

La segunda visión es el constructivismo ético que niega estas premisas de fundamentación objetiva y defiende, por tanto, que la moral sólo se construye y que no hay sustento alguno en la realidad objetiva.

Los debates sobre temas éticos, ya sean en charlas informales entre personas no académicas, ya sea en este segundo ámbito son hoy irresolubles.

Esto se debe a que nunca se podrá llegar a un acuerdo en relación a qué debemos hacer porque las corrientes rivales de pensamiento ético parten de estas premisas distintas. 

Lógicamente, las conclusiones a las que llegan serán distintas e incompatibles entre sí y los debates que se generan inconmensurables.

Y si nos invaden los extraterrestres

Imaginemos a una civilización extraterrestre que llega a la tierra y se encuentra con el ser humano. Esta especie tiene una serie de características y facultades que nos son totalmente inaccesibles, algo parecido a lo inaccesibles que somos nosotros para un insecto. Para esta especie nosotros los seres humanos no somos más que ruido biológico absolutamente despreciable, sin ningún interés y sin ninguna consideración moral hacia nosotros. Es decir no tenemos para ellos valor positivo, no representamos ningún bien que salvaguardar.

Desde nuestra propia perspectiva sin embargo el ser humano como tal, la especie humana sí tiene un valor, es algo bueno que existamos, que estemos aquí y ahora y que sigamos estando en el futuro. Como algo bueno debe ser protegido, salvaguardado. Esta visión es por tanto autorreferencial. Somos nosotros valorándonos a nosotros mismos. 

De la misma manera que no podemos escapar a nuestras estructuras lógicas (por ejemplo no podemos concebir que no exista la causalidad o negar el principio de no contradicción), no podemos escapar a la estructuras valorativas sobre nosotros mismos como especie

¿Por qué considerarnos a nosotros mismos, la especie humana como un bien?

No puede ser sólo en base a un conjunto de facultades o características ya que esto sería arbitrario respecto a otras especies no humanas. El hecho de que podamos razonar por ejemplo es una característica propia nuestra al igual que lo es de los peces el poder respirar bajo el agua. ¿Qué hace que una característica sea más valiosa que otra cualquiera? Si lo pensamos, nada en absoluto

¿Cómo podríamos convencer a esos extraterrestres invasores que nuestras características nos hacen valiosos más allá de nuestra propia autovaloración y que por tanto deben tener consideración moral hacia nosotros?, ¿lo mismo podríamos nosotros plantearnos respecto a nuestra valoración hacia los animales no humanos?

Quizás la respuesta esté en aquello que sí compartimos objetivamente con otras especies ya sea aquí en la tierra como en el caso de especies extraterrestres, de existir estas. 

¿Y qué es eso que compartimos? La vida

Toda especie viva es un bien. Aunque aún deberíamos para poder justificarlos responder a dos preguntas:

  • ¿Qué es la vida, en general, cualquier tipo de vida? 

y, en segundo lugar 

  • ¿Por qué la vida es un bien?

Las respuestas a la primera pregunta son de índole tanto filosófica como científica ya que se requiere una definición universal de vida que trascienda las diferencias entre especies y que sea aplicable a cualquier entidad que consideremos "viva". La vida, en términos biológicos, generalmente se caracteriza por el crecimiento, la reproducción, la capacidad de respuesta y el metabolismo. 

Sin embargo, desde una perspectiva filosófica, la vida podría considerarse como un tipo de existencia que actúa.

Sobre la segunda pregunta ¿Por qué es un bien? 

Quizás podríamos recurrir al argumento de la complejidad y la rareza de la vida en el universo, lo que la hace valiosa en sí misma. Pero no parece suficiente. Un universo inerte sería perfectamente viable. Salvo que la vida fuese una necesidad de la existencia o mantenimiento del propio universo, cosa que excede nuestra comprensión.

La respuesta que más me satisface sería la de darse cuenta de que la vida es la condición previa para todas las experiencias y valores: sin vida, no se podría valorar nada.

  • Si alguien se pregunta o reflexiona sobre si la vida es un bien lo hace porque valora la respuesta o la indagación
  • Si la respuesta es negativa, entonces se daría una contradicción pragmática
  • Porque para hacer la pregunta debe de existir la vida que es la condición previa de toda valoración, incluida su valoración de hacer la pregunta, obtener una respuesta o indagar sobre el tema. 

La vida en sí misma tiene un valor inherente, al menos en el sentido de que posibilita toda reflexión, indagación o incluso experiencia a las que todo agente otorga necesariamente un valor que se muestra en toda  inclinación, ya sea esta meramente sensitiva o intelectual hacia los bienes.

Vamos a hablar como seres humanos de lo que es el bien para nosotros. Adelante

El agente moral imaginario

Para adentrarnos en las 2 visiones rivales el filósofo moral Alasdair McIntyre presenta un ejemplo de un individuo que desea algo intensamente pero reconoce que no tiene una buena razón para desearlo. 

Este individuo se enfrenta al dilema de si debe seguir un deseo intenso y recurrente o, más bien el dictamen de su razón práctica que le indica “no lo hagas”

  • Si el agente imaginario busca justificaciones para su dilema, podría encontrar explicaciones en las teorías por ejemplo, de Freud y Nietzsche. Ambos y, en general, todos los constructivistas y ante todo, los emotivistas, le dirían que esa voz que escucha, ese dictamen evaluativo del dictamen de la razón, aparece por una serie de cuestiones pre-racionales fruto de sistemas convencionales, culturales, de poder o emocionales.
    • Freud podría argumentar que los imperativos morales son imposiciones de del super-ego (surge como resultado de la resolución del complejo de Edipo y constituye la internalización de las normas, reglas y prohibiciones parentales y representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura)
    • Mientras que Nietzsche podría sostener que las posturas morales son el resultado de una serie de máscaras que ocultan la voluntad de poder de los resentidos, que son hoy los poderosos
    • Ambas posturas no son sino versiones del emotivismo o expresionismo moral. Bajo sus premisas, la moral es algo mudable, cambiante y fruto de mecanismos no racionales sino emotivos, intuitivos, culturales, etc. Estas posturas, que son las que predominan hoy en día, hacen de la construcción Ética un imposible. No hay sustento al que poder agarrarse, todo queda bajo el sustrato de lo subjetivo, lo irracional, lo construido y claro, la pregunta que rápidamente surge es ¿Por qué plegarse a esta moral si se basa en una mera construcción arbitraria?
      •  Esta misma pregunta se la hizo Nietzsche y su negación le lleva a la destrucción de la ética para, después de haber matado a Dios y toda posibilidad de ética teológica, pasar a prescribir la destrucción de la Ética para que cada hombre construya su propia regla moral. Esto lo narra en su Zaratustra con el aforismo de la triple transformación del hombre, primero en camello, que gusta de ser cargado con el paso de la moral, segundo en león que despierta a sus impulsos y deseos y se revuelve para vencer al dragón que representa la moral externa del poder de los vencidos y los resentidos, que son hoy los poderosos y, en último lugar en niño, para desde esa inocencia y pura creatividad abrirse a lo nuevo de la propia creación de su propia ética.
  • Si el agente indaga, al contrario, desde una perspectiva neoaristotélica, el agente imaginario podría llegar a darse cuenta de que desea un bien aparente en contraste con un bien que se le aparece como de mayor orden en su escala de valoración.

Esta doctrina al estudiarla le dirá que esa ordenación no se basa en criterios subjetivos, culturales, constructivos, etc. sino que se basa en la inclinación de su voluntad, mediada por la razón práctica, hacia aquello que lo perfecciona como ser humano, en base a su esencia. Para resolver este conflicto, el agente necesita distanciarse y transformar su deseo en la dirección que su razón práctica le indica. 

Esto implica no tanto actuar sino hacerlo tras hallar buenas y justificadas razones para hacerlo.

¿Pero qué se entiende por florecimiento?

Lo que es bueno o malo para un individuo depende fundamentalmente de la especie a la que pertenece; no es lo mismo una mantis religiosa, un delfín o un ser humano.

En el caso del florecimiento sobre otras especies de animales, no hay dificultad en afirmar si una especie o ciertos individuos o grupos de una especie florecen o prosperan acorde a su naturaleza  o no, teniendo en cuenta sus cambiantes circunstancias. 

Se pueden determinar así mismo sin mucho riesgo de equivocarse qué factores son negativos para el florecimiento de cada especie y los obstáculos, riesgos y peligros a evitar. 

Estas valoraciones se basan en datos fácticos y en resultados y no en criterios subjetivos de tipo psicológico o expresivo.

Para el neoaristotélico, existen notas constitutivas del florecimiento humano que no dependen de nuestro arbitrio subjetivo y que pueden ser compartidas por todos los miembros de nuestra especie. 

Sin embargo, es evidente que las personas son incapaces de resolver sus desacuerdos sobre lo que significa exactamente florecer para los seres humanos.

Cada cultura encarna una concepción distintiva del florecimiento, al tiempo que juzga que su concepción singular es la más adecuada. 

Por lo tanto, el problema consiste en encontrar una medida que nos permita decidir entre posturas culturales rivales y esa medida se encuentra en Aristóteles

Son cuatro los componentes o notas del concepto aristotélico del florecimiento. 

  • En primer lugar, la identificación de la totalidad de las capacidades humanas: físicas, emocionales, racionales, morales, estéticas y políticas.
  • El segundo término, el reconocimiento de nuestra capacidad diferencial:
    • la capacidad de realizar razonamientos complejos y reflexivos sobre nuestros propio pensar y sentir
    • Nos asociamos en formas no disponibles a los animales no humanos y que se dan en nuestras sociedades complejas.
  • La convicción de que si nuestra educación ha sido adecuada, si se nos ha iniciado en la práctica de las virtudes, esta pedagogía permitirá el desarrollo de esas capacidades diferenciales y nos dirigirá hacia la consecución de los auténticos bienes orientados hacia nuestro florecimiento

Según McIntyre, Aristóteles se fija en la siguiente convicción: florecer significa "funcionar bien". Y no es extraño aplicarlo en el lenguaje común a aquellas personas que tienen vidas malogradas o disfuncionales.

Las máquinas funcionan bien o mal, los animales no humanos funcionan bien o mal, y lo mismo cabe decir de los agentes y de las sociedades humanas, es decir, funcionan bien o mal. 

Además, esto es algo factual, es decir, no es algo expresivo, no es algo que dependa del arbitrio subjetivo de los agentes. Así mismo, también son verdaderos o falsos, dependiendo tan sólo de cómo sean los hechos.

En otros términos, la realidad muestra que cuando las personas corrientes asumen, más o menos conscientemente, una concepción de felicidad que contraría a la concepción aristotélica, todo indica que dichos agentes tenderán a fracasar al realizarse como seres humanos.

Afortunadamente pueden reconocerse la gran variedad de formas mediante las que, en virtud de un enfoque neoaristotélico, pueden los seres humanos vivir bien. 

Una cosa es lo que era florecer en tanto ser humano para un médico suizo en el siglo XIX que para un informático español en el presente

Una misma visión subyacente del florecimiento puede expresarse en diferentes lugares y tiempos mediante juicios y acciones muy diversos y llegar sin embargo, muchas de ellas a desarrollar las potencialidades para florecer de un modo específicamente humano.  

A partir de esto, no es sorprendente que aquello en lo que consiste lo bueno y el bien aquí y ahora, en estas o aquellas circunstancias concretas, tenga que ser permanentemente redescubierto y además hacerse en comunidad.

Primeras aproximaciones hacia el Bien y lo Bueno

El bien o lo bueno es un término que se aplica a una enorme variedad de situaciones, así como a objetos. Hablamos de un buen vino, de una buena acción,de un buen momento para hacer algo, de un buen sentido del humor, etc.

Pero en general se puede atribuir el bien en algunas de estas 3 formas:

  • El bien como medio para lograr algún otro bien que sea considerado un bien en sí mismo.
  • El bien asociado a una práctica determinada y socialmente reconocida, como ser un buen padre, un buen arquitecto, un buen jugador de ajedrez, etc. Aquí la referencia al bien está ligada al concepto de función y de práctica y se puede ser bueno en ciertas funciones y no serlo en otras. Además, se refiere a los bienes internos que se necesitan para la excelencia en esa práctica.
    • Un bien externo es objetivo como pueda serlo el ganar dinero en una práctica laboral o el ser capaz de curar a los enfermos por un médico o el ganar una partida de ajedrez
    • Un bien interno es subjetivo y consiste en lograr bienes genuinos que son inherentes a las prácticas como puedan ser, en el ejemplo del ajedrez, la paciencia, la concentración, el esfuerzo, etc. En otras palabras, las llamadas virtudesEl lograr estos bienes internos es lo que permite ser excelente en cada práctica y sólo en las prácticas se pueden adquirir.
  • El bien asociado al hombre en cuanto ser humano
    • Aquí el tipo de juicios versan sobre el perfeccionamiento o el florecimiento ya que se juzga incondicionalmente que se debe ser, hacer o tener en cada situación para lograr la excelencia, no ya en una determinada función sino en la función ser humano y para ello se requiere una reflexión para llegar a una ordenación, una priorización de los bienes anteriores. Esto es aplicable tanto para los individuos como para una comunidad.  Esa ordenación de los bienes implica un bien por encima de los demás a los que el resto se subordinan. Hablar de lograr el florecimiento humano es hablar sobre las distintas maneras de realizar este ordenamiento en aras de una vida buena.

Sobre qué es el bien

Partimos de las siguientes inferencias argumentales

Premisa mayor (axiomática/deóntica): 

  • El bien debe hacerse y el mal debe evitarse

Segunda premisa (descriptiva/deóntica): 

  • El bien es aquello hacia lo que la voluntad se inclina (apetece) y que permite el florecimiento de las necesidades y capacidades naturales humanas

Premisa de tipo Descripción: 

  • El hombre es un ser racional

Conclusión moral (prescriptiva): 

  • La racionalidad es un bien humano y el hombre debe actuar racionalmente

Lo que hay que analizar es:

  • Premisa mayor 
    • Defensa de que partimos de un primer principio y por tanto que este es, como todo primer principio indemostrable aunque defendible.
  • Segunda premisa
    • Defensa de que existe una esencia o naturaleza humana objetiva.
    • Defensa de la definición de qué es el bien y que es lo bueno
      • Salvar la llamada falacia naturalista de Moore de indefinibilidad de lo bueno/bien como adjetivo de algo
      • Salvar la falacia de Hume del ser-deber ser
  • Premisa de tipo descriptiva: 
    • Justificarla
  • Conclusión: 
    • Justificarla

Premisa Mayor.

Defensa de que partimos de un primer principio y por tanto que este es, como todo primer principio, indemostrable aunque defendible.

En lógica deductiva argumentativa justificamos una conclusión acudiendo a las premisas anteriores de la que se deriva.

Pero no podemos hallar un primer principio por este método ya que nos llevaría a una cadena infinita de inferencias, lo cual no justificaría nada.

Las alternativas son:

  • Cortando la cadena lógica arbitrariamente en algún punto intermedio y partir desde ese punto. Esto no evita el tener que justificar de donde se infiere el punto de arranque.
  • Entrando en un razonamiento circular del tipo A se justifica por B, B se justifica por C, y C se justifica por A.
  • Por convención
    • Es decir en base a un acuerdo entre los que debaten sobre algo. Pero esto no es justificación racional suficiente de nada ya que bastaría con que cualquier otro negara la validez convencional para que todo el sistema resultara para él, inválido.
  • Por aceptación de primeros principios o axiomas evidentes y por tanto indemostrables. Es conocido como el trilema de Münchhausen (en referencia a la historia del Barón de Münchhausen, quien decía haber escapado de hundirse en un pantano tirando de sí mismo hacia arriba) y postulado por Hans Albert que niega la posibilidad de lograr una justificación última para cualquier proposición, incluso en las ciencias formales como la matemática y la lógica.
    • Todo sistema, aun los formales como la matemática y los lógicos parten de estos primeros principios. Por ejemplo el principio de no contradicción “nada puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido”
    • El hecho de que no sean demostrables no implica que no sean defendibles.
    • Se basan en la evidencia y esta puede ser de 2 tipos:
      • Evidencia empírica: cuando su conformidad con la realidad es captada en un contacto del intelecto con lo real mediatizado por los sentidos externos o internos. Esta sólo puede valer para el caso de juicios singulares, pues se funda en el conocimiento sensible inmediato de un ente material concreto, razón por la cual no puede valer para las normas morales, las que, por definición, revisten carácter universal.
      • Evidencia analítica: Si su conformidad con lo real puede ser controlada por un análisis de las realidades designadas por sus términos. 
        • Así, el primer principio práctico: "el bien debe hacerse…", descubre su verdad si y sólo si comprende realmente aquello que significan los términos "bien", "deber", "hacerse"
      • Además los primeros principios  puede defenderse, que no demostrarse, por alusión a:
        • Reducción al absurdo: En caso de que no se dé por válido el principio, el resultado sería absurdo. En nuestro ejemplo, las personas perseguirían lo malo y evitarían lo bueno.
        • Por evidencia pragmática: Vemos que todas las personas actúan como si este principio fuese verdadero y lo hacen y han hecho siempre y sin excepción por lo que la probabilidad de que el principio no fuese correcto sería altamente improbable.
        • Según Aristóteles, no se puede exigir en cada ámbito de estudio más certeza de lo que es posible en cada ámbito de conocimiento. No es posible por tanto exigir razones perfectas en el ámbito de las ciencias sociales. Esto no implica falta de certidumbre sino falta de certidumbre perfecta.

A modo de conclusión, la premisa mayor “El bien debe hacerse y el mal debe evitarse” es un primer principio de la razón práctica auto evidente sobre el que hemos dado debida defensa y justificación.

Segunda premisa. Esencia

Defensa de que existe una esencia o naturaleza humana objetiva

 

Recordemos la premisa:“El bien es lo que la voluntad elige y que permite el florecimiento o perfeccionamiento de las necesidades y capacidades naturales humanas”

El esencialismo hace una distinción clara entre las características esenciales y accidentales de un ente. Las características esenciales son aquellas sin las cuales el ente no sería lo que es, mientras que las características accidentales pueden cambiar sin afectar la identidad fundamental de la cosa.

Son muchas las posturas que en la actualidad defienden el esencialismo, desde la biología, la psicología, la semántica y, por supuesto la filosofía entre la que podemos destacar la corriente del realismo post continental (Markus Gabriel, Mauricio Ferraris, etc.) 

Argumentos a favor del Esencialismo o de la naturaleza real

(Extraído del canal de Youtube "Adictos a la Filosofía)

  • Argumento del “No Milagro” formulado por el filósofo Hilary Putnam
    • Si la ciencia no conociese la realidad tal y como esta realmente es, sería un “milagro” que pudiese hacer sus predicciones y acertar al nivel que lo hace. 

Llevando este argumento al esencialismo podemos ver que las cosas, incluidos los seres humanos tienen una unidad que sería inexplicable si no tuviesen una esencia. Y esto, en 2 aspectos:

  • Las cosas de una misma especie o género muestran una cierta unidad y orden entre sí. Por ejemplo, todos los gatos comparten características comunes que los hacen ser gatos y no piedras. Esa unidad emana de su esencia común. Si no existiese esa esencia sería inexplicable que se diese esa unidad.Cada cosa presenta una unidad consigo misma. Yo soy el que soy independientemente del paso del tiempo, mantengo una unidad persistente pese a cambios accidentales. Esto es lo que cabría esperar de existir la esencia de mi mismo.
  • Argumento desde la Ciencia: 
    • La práctica científica y los resultados científicos apoyan la idea de esencias reales. Por ejemplo, la física busca descubrir las esencias ocultas de las cosas. Las leyes de la naturaleza, que la ciencia descubre, también apuntan a la existencia de esencias. Los experimentos (y en ocasiones basta con uno solo) aportan la condiciones necesarias para que el objeto manifieste su esencia. Las leyes de la naturaleza, si sólo se interpretan como regularidades no llegan a explicar cómo esas regularidades se dan y no otras cualesquiera. Las dan por sentadas pero no explicadas. Sin embargo el esencialismo aporta esta explicación de por qué se dan estas regularidades. En palabras del filósofo David Oderberg “Las Leyes de la Naturaleza son las leyes de las NATURALEZAS”
  • Incoherencia del no esencialismo
    • El no esencialismo defiende que las esencias o naturalezas no son sino productos de la mente. Aquello que decimos que algo ES, no es sino una construcciones convencional, cultural, lingüísticas, mental, etc.Pero hay al menos una realidad que nadie puede dudar de ella y es la propia mente. Si esta no fuese una esencia sino una construcción o convención llegaríamos al absurdo de que dicha construcción debería ser anterior al objeto de la que emana. Dicho de otro modo, la mente como concepto construido debería ser anterior a la propia mente que lo construye. Lo mismo ocurre si sustituimos mente por cerebro. La mente o el cerebro o nosotros mismos seriamos posteriores a nuestras construcciones.Pero, si al menos, la mente no es una construcción ¿por qué el resto de entes u objetos sí lo son? De ahí la inconsistencia del no esencialismo.

A modo de conclusión: Si algo existe, tiene que tener una naturaleza o esencia que determine lo que es. Esta esencia es lo que hace que una cosa sea lo que es. Por lo tanto, el esencialismo, al menos en un sentido básico, es inevitable. Y esto es aplicable a la esencia o naturaleza humana.

Segunda premisa. Definición de bien y bueno

Pasemos ahora a la tercera parte de nuestra justificación y sin salir de la segunda premisa, debemos ahora justificar la definición del bien.

Primero algunas cautelas que son las que se presentan como objeciones en la llamada “Falacia Naturalista” formulada por el filósofo inglés George Edward Moore en su obra “Principia Ethica” a principios del siglo XX y que ha sido, a posteriori matizada/complementada por otros pensadores como Stevenson, Prior, Hare o Ayer.

  1. La definición que buscamos es la noción esencial y universal del término y por tanto no ha der ser de alguno de los siguientes tipos:
    1. Ni una definición como se usa en el modo del lenguaje habitual
    2. Ni una definición de carácter convencional
  2. El bien o lo bueno como sustantivos son conceptos complejos pero “bueno” como adjetivo no lo es, le pasa como al “amarillo” o lo “justo”, que no son conceptos compuestos sino simples.
    1. De aquí surge una primera dificultad, a saber, que no podemos definirlo en base a sus elementos o partes, como sí podemos hacer con, por ejemplo, caballo, haciendo referencia a que es un mamífero con 4 patas, cola larga y dentadura de tal o cual tipo, etc. 
    2. No es lícito definir "bueno" por medio de otras propiedades o palabras que suelen acompañar a las cosas de lo que se predica “bueno” como si fueran sustitutos perfectos, como por ejemplo agradable, atractivo, etc.
  3. Cuando se usa como adjetivo, al modo de por ejemplo “esta manzana es buena”, “atender a los mayores es bueno” o la “verdad es buena en sí misma”, estamos usando un mismo término para referirnos a realidades muy distintas ya sea, un objeto, una acción o un concepto, etc. Definir “bueno” cuando se aplica a realidades tan distintas tiene el problema de que no hay ninguna participación lógica de las realidades mentadas en la noción general de "bueno" más allá de una intuición vaga y subjetiva.

Si no salvamos estas objeciones, debemos plegarnos a lo que decía Moore, la única manera de definir lo bueno sería decir “bueno es bueno”

Si analizamos la frase: 

“El bien es aquello hacia lo que la voluntad se inclina (apetece) y que permite el florecimiento de las necesidades y capacidades naturales humanas”

Y en respuesta a estas objeciones hay que decir que:

  • Sobre la imposibilidad de definir lo simple con un término exacto
    • La relación entre el sujeto y el predicado tiene una identidad material pero también una diversidad formal.
      • Por ejemplo, cuando se dice que "el oso polar es blanco", se implica una identidad material entre el sujeto oso y la cualidad del blanco, pero no se sugiere y ahí está la diversidad formal, que el oso sea idéntico a la blancura.
      • Si decimos "el bien es lo apetecible (de cualquier apetito / inclinación, tanto sensible, como voluntaria)”  estamos significando una formalidad  "apetecible"- que determina al sujeto -el ente- que significamos con "bueno".
  • Sobre la atribución de una misma definición de bueno a realidades distintas:
    • La palabra "bueno" es una noción que puede ser tratada definitoriamente de manera analógica, lo que significa que se puede predicar de manera parcialmente diversa a las distintas realidades que se llaman "buenas" porque todas participan de una misma razón.

Si decimos: "El bien es aquello hacia lo que la voluntad se inclina/apetece” o "el bien es el fin del apetito (tanto sensible, como voluntario)”

Estamos diciendo que el bien es todo “ente” en tanto que objeto de un apetito o inclinación, en este caso la inclinación de la voluntad que es un tipo de apetito de carácter intelectual

Conforme a esto, lo “bueno” puede serlo como algo que es "bueno" en sí mismo o "bueno" como medio para el logro de un fin ulterior; "bueno" como fin de un ente o como fin técnico o artístico o "bien" moral, etc.

En todos estos casos estamos significando un "bien" y puede llamarse "bueno" a su sujeto, pero no se trata de "bienes" en un sentido único, sino en un sentido analógico, en virtud de la similitud de relaciones en que se encuentran con respecto al apetito intelectual de la voluntad

Al aceptar la analogía, las perplejidades desaparecen y es posible una consideración racional de lo "bueno en sí".o meramente basado en una extraña capacidad intuitiva.

Tercera Premisa y Conclusión. Falacia de Hume del ser-deber ser

Algunos autores comentan que la falacia naturalista constituye un caso especial de la falacia ser-deber ser, que fue postulada por David Hume en su Tratado sobre la Naturaleza Humana.

Dicho de manera sencilla no se puede fundar los contenidos éticos en la "naturaleza humana" o en la "naturaleza de las cosas". De algo descriptivo (ser) no se puede derivar algo normativo (debe)

Así si se dice:

“Los peces grandes se comen a los pequeños”

No se puede derivar por ser un salto ilegítimo decir

“Los peces grandes deben comerse a los pequeños”

Por obtener en la conclusión algo (debe) que no está, de ninguna forma contenido en las premisas

Hay varias formas de salvar esta objeción:

  1. La "naturaleza", en el sentido de estructura esencial del hombre, no puede transformarse en fuente de principios morales sino con la mediación del primer principio práctico: "el bien ha de hacerse y el mal ha de evitarse"
    1. Es decir que se extrae una conclusión normativa porque estas ya existe normatividad en la premisas
  2. Porque no se tiene en cuenta que no hay salto ilegítimo de lo descriptivo a lo normativo en caso de que la descripción contenga un concepto de función
    1. Así podemos decir: Un reloj debe dar bien la hora, Un futbolista debe juzgar bien al fútbol porque en ambos entes, reloj y futbolista va implícita una función
    2. De la misma forma el hombre puede ser visto desde esta posición teleológica como orientado hacia lograr sus propios fines determinados como ya hemos visto por su esencia humana.

Tercera premisa: El hombre es un ser racional

Conclusión moral (prescriptiva): La racionalidad es un bien humano y el hombre debe actuar racionalmente

La  Vida Buena

El bien para el hombre es aprender a través de las prácticas los bienes internos, en priorizar los bienes y en tener buenas y justificadas razones para actuar. Esto no es fácil y requiere el desarrollo de la virtudes como formas de lograr la excelencia del carácter

La naturaleza o esencia del hombre está inmersa en constantes situaciones y contextos históricos y siempre enmarcada alrededor de hechos no morales. 

Esta naturaleza apunta, se dirige, se inclina hacia un horizonte de formas de lograr el florecimiento o el perfeccionamiento de esas facultades pero nunca puede apuntar, precisamente por la variabilidad de contextos hacia puntos o metas exactas y determinadas. La voluntad es una facultad humana y esta es siempre libre. 

Está libertad implica riesgos, peligros, debilidades así como aciertos y logros. La vida buena es un horizonte y responder a ¿Qué es la vida buena? sólo tiene una respuesta: 

La vida buena es pasarse la vida buscando qué es la vida buena.

El Hombre Pájaro

Curioso insatisfecho. Puedes encontrarme en la rama de algún árbol de los que habito. Para encontrar esos árboles tienes que buscar desechos en la base como hojas arrancadas de libros, poemas quemados, pinceles desgastados y manchas de tinta. Escríbeme a nido@elnidocaotico.com


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