El enfoque es analizar si la filosofía es útil para la vida cotidiana y cómo se puede hacer para acercarla a la personas si es que esto se puede o se debe hacer, alejándonos del quizás excesivo academicismo.

También analizar si sigue teniendo vigencia o si debido a otras formas de conocimiento que tienen más a lo concreto y lo práctico, ha quedado esta, la filosofía, fuera de juego y caduca.

Hay espacio para el optimismo y también para el pesimismo.

Por un lado, divulgadores filosóficos llenan grandes espacios con sus conferencias como es el caso de Darío Sztajnszrajber, en Francia proliferan los cafés filosóficos y los consultores de filosofía práctica. Pero también cada vez vemos que se destierra la filosofía de las aulas o que aparecen ciertos sucedáneos (para algunos) como el coaching, la PNL o el mindfulness.