mayo 10

Verano eterno, invierno corto

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I

En verano pinto, en invierno escribo.

La pintura requiere luz, la escritura recogimiento. El primer acto es por ende un acto iluminado y el segundo es un acto sombrío. 


En verano vivo, en invierno sobrevivo.

Vivir es devenir, es cambiar y moverse. Sobrevivir es lo mismo pero huyendo del acecho de una sombra. Vivir es un acto liviano, sobrevivir es un acto que requiere inteligencia. Cansa más.


En verano duermo en invierno despierto.

El primero es un acto casi voluntario, el segundo es un acto obligado. Entrecomillado lo anterior por la realidad de la temporalidad en que estos actos acontecen.


En verano recuerdo, en invierno anhelo.

Recuerdo inviernos y anhelo veranos porque en verano te llamo y en invierno me llamas tú. Es la melancolía que trae resacas lo que me hace sucumbir y recordar.


En verano me deshago, en invierno me estropeo.

Al deshacerme se desprenden ruinas, caen estalactitas de los rincones donde creció el desorden. Estropearse es acercarse al final y llegar deteriorado.


En verano no sueño, en invierno sólo sueño.

No soñar es un plácido morir momentáneo compensatorio de escalones rotos. Equilibrar la balanza de los excesos nutriéndose para ello de lo que está debajo de lo inmediato. La balsa enorme que sostiene lo poco que somos capaces de procesar.

II

Cada apertura de párpados es un verano, cada caída es un invierno. Pero…si viviera en un eterno verano:


No escribiría y no tendría la paz del recogimiento.

No sobreviviría y fracasaría mi capacidad racional de ser.

No despertaría y no podría reanudar la marcha.

No anhelaría y ya no me llamarías más.

No me estropearía y sufriría eternamente la duda de la existencia.

No soñaría y no podría reparar los escalones rotos.


Mi mirada se perdería y se haría pétrea e insufrible al no tener el alivio de la oscuridad relampagueante.

El Hombre Pájaro


Curioso insatisfecho. Puedes encontrarme en la rama de algún árbol de los que habito. Para encontrar esos árboles tienes que buscar desechos en la base como hojas arrancadas de libros, poemas quemados, pinceles desgastados y manchas de tinta. Escríbeme a nido@elnidocaotico.com

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