enero 19

¿Mandy?

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Aquella chica de ojos claros.

No sé si la recordáis bien (yo sí).

Reía y bailaba canciones que cantábamos

en un inglés ruinoso.

Se llamaba Mandy (creo) y era dulce y caliente como el olor de los night clubs que frecuentábamos.


Todos sabemos que aquellas noches eran largas,

porque todo era nuevo y lo que sorprende se hace saborear.

No podíamos más que ansiar vivirlo semana tras semana.

Y ella, de nuevo, reía a la luz de todos.

Porque nuestras miradas no la perdían,

y nuestros deseos no la alcanzaban.


Ella (Mandy, creo) se reía con y de nosotros,

sus leves hermanos,

que soñábamos besarla...

y quizás lo hicimos,

en alguna calle oscura de Malasaña,

o en la escalera de algún portal en el que nos colábamos.


En invierno, las aceras burbujeaban la melaza de la juventud,

y las chicas dejaban mensajes con pintalabios en los baños de todos los bares de copas.

Tocábamos el amanecer haciéndole cortes de manga.

Meábamos en las aceras…perros flacos y ebrios.


Conocimos a Mandy y como la conocimos la desconocimos,

porque ya no la vimos más desde que decidió no presentarse aquel día.

Quizás siga bailando y riendo,

haciendo que otros pobres idiotas,

a los que querrá como nos quiso a todos,

anhelen, como no, poder amarla.

El Hombre Pájaro


Curioso insatisfecho. Puedes encontrarme en la rama de algún árbol de los que habito. Para encontrar esos árboles tienes que buscar desechos en la base como hojas arrancadas de libros, poemas quemados, pinceles desgastados y manchas de tinta. Escríbeme a nido@elnidocaotico.com

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