De Benin podemos hablar de dos elementos característicos e históricos que salieron del país en una época oscura de la humanidad, los esclavos y con ellos su religión, el vudú.
Históricamente, los recursos naturales, pero también humanos de los países africanos han sido expoliados para servir a las economías del mundo desarrollado a obtener sus altos niveles de bienestar y riqueza. Quizás la imagen más representativa de esto último sea la que se produjo entre los siglos XV y XIX, durante el período de la esclavitud y el comercio de personas, cuando estas eran tratadas como mera mercancía.
La Puerta del No Retorno, construida en el año 2.000 por iniciativa de la Unesco, en la ciudad histórica de Ouidah, está situada en la playa de Ouidah, donde embarcaban los esclavos para nunca más volver a África. Esta ciudad y su playa fue uno de los mayores centros de trata de personas en la llamada Costa de los Esclavos.
El comercio de personas en esta zona de la costa de los esclavos se organizó a partir del fuerte de Sao Luiz de Juda (hoy Ouidah) pero hoy no quedan restos del mismo así como de ninguna otra edificación de la antigua factoría portuguesa, de la que se sirvieron los esclavistas de la época. Sí que se puede ver todavía un gran árbol donde eran encadenados los esclavos para subastarlos a los mercaderes que los llevarían a América.
El Vudú es una religión originaria de África Occidental, donde actualmente se sigue practicando por miembros de diversas etnias de Togo y Benín. De hecho es una de las religiones más remotas del mundo y algunas estimaciones afirman que su práctica se remonta a más de 10.000 años de antigüedad.
Benín es la cuna del vudú y a causa de la trata de esclavos, éstos transportaron esta práctica religiosa a América Latina, donde se ha hecho más popular –especialmente con el vudú haitiano– a través de la variante que se originó del sincretismo que se dio en el área del Caribe, cuando las creencias que poseían los esclavos allí trasladados interactuaron con las prácticas cristianas que dominaban mayoritariamente aquellas tierras.
Benin. Sacerdotisas vestidas para una ceremonia de sanación vudú. Fotos del autor
¿A quién creéis que van a sanar ??? el sujeto a sanar era yo, que muy gustosamente me ofrecí voluntario a esa experiencia de vudú.
Ahora que escribo desde mi casa, en el día de hoy, cautivo y desarmado, me volvería a prestar a una nueva ceremonia de sanación, estoy seguro que funcionaria pero estoy confinado.
Es una lastima que en esta religión no tengan ídolos, imagineria, ni siquiera unas estampitas de vírgenes y santos para montar un pequeño altar como hacen los toreros ante la cercanía de la muerte, como devoto temeroso del mas allá, lo montaría al lado del armario del paracetamol y la amoxicilina y encendería la lámpara votiva de mi smartphone para protegerme del virus del 5G.
Como esto se alargue mucho pasaré a la siguiente fase del vudú, empezare a clavarle agujas al ordenador portátil, al teléfono y todo lo que amenace mi salud mental.
Ya en Níger, en el Reino de Sarkin Gobir, en la corte con el rey, sus esposas y dos amigos.
El origen y la historia de estos pequeños reinos es muy parecida a los pequeños feudos de nuestra vieja Europa en época medieval, con sus reyes, sus aristócratas, sus plebeyos y siervos.
Sarkin (reino, rey) Gobir, originalmente era una ciudad-estado en lo que hoy es Nigeria. Fundada por los Hausa en el siglo XI, Gobir fue uno de los siete reinos originales de Hausaland, y continuó bajo el dominio Hausa casi setecientos años. A principios del siglo XIX la dinastía gobernante huyó al norte, a lo que hoy es Níger, allí construyó una nueva ciudad de Gobir en Tibiri, 10 km al norte de Maradi estableciendo la capital del reino donde yo lo he conocido.
Tuve una larga conversación con el rey, tomando té y unas pastas típicas de Níger, una especie de buñuelos hechos con harina de mijo y fritos en aceite de sabe dios que, no conseguí saber de que aceite se trataba, lo que sí es curioso que la base de su alimentación sea el mijo, el comúnmente llamado alpiste que les damos a los pájaros enjaulados.
Pero retomando la conversación con el rey, me contó parte de la historia del reino y de su historia personal ligada al reino que comienza cuando su padre muere y tiene que heredar el trono. Él como hijo primogénito de un rey tuvo el privilegio de ser enviado a París, capital de la potencia colonial de la zona, y allí estudió y se graduó en Ciencias Empresariales y Derecho, esto y su origen real, le dio acceso a importantes puestos en la petrolera Elf Aquitaine, donde llego a desempeñar puestos de alta dirección.
Lo contaba con nostalgia, recordando su vida en París, pero todo cambio cuando su padre el rey murió y tuvo que volver a Níger para tomar posesión del trono, algo a lo que no podía renunciar, la ley, la tradición y sus súbditos le obligaban.
Los viernes el rey obsequia a los niños de su reino con nueces de cola, un manjar exquisito, se mastican y mastican hasta que se hace una pasta de color naranja que tiñe su boca, sus labios y en reacción con la saliva produce un estado de alegría y bienestar, aquí las nueces de cola las tomamos en estado liquido Coca Cola o Pepsi Cola que con un poco de licor, ron, whisky o cualquier otro brebaje alcohólico también produce un efecto de alegría y bienestar.
Este si que es un rey mágico, un mago autentico, que todos las semanas trae regalos y alegría a sus pequeños súbditos.
Y a mi me obsequiaron con el amuleto que llevo colgado en el cuello, que todavía conservo y estoy pensando en ponérmelo estos días, como dije antes hay que protegerse de los demonios tecnológicos y los remedios antiguos son los mejores, su misma pervivencia durante milenios lo demuestra, también me regalaron dos pollos que no conservo, no creo que sirvieran para esta emergencia, nos los comimos......
A estas alturas del relato os estaréis preguntando que hacía por esos países, pues lo explico, llegué por primera vez en el año 2004 en una de las mayores hambrunas que ha sufrido la región del Sahel, durante años he simultaneado mi trabajo en una Fundación de Cooperación al Desarrollo y Emergencias con mi pasión por viajar y fotografiar, filmar lo que vivo.
Descubrí que se pueden hacer las dos cosas, que no son contradictorias, es mas, confieso que he sido un privilegiado al poder viajar y ayudar al desarrollo de estas personas, mi trabajo era ver, conocer y dar fe de lo que estaba pasando en estos países, concienciar de la responsabilidad que todos tenemos y despertar la solidaridad con ellos, que traducido al castellano es pedir dinero de la opulenta sociedad occidental y trasvasarlo a la expoliada sociedad africana, sabiendo que no es la solución, que esta desigualdad es producto de una enorme injusticia, sabiendo que son parches que solo solucionan situaciones puntuales, que la solución es estructural, cambiar este sistema capitalista depredador de recursos naturales y humanos. El virus del hambre mata miles, cientos de miles de niños cada año...
En este primer viaje de descubrimiento estuve viajando por el sur de Níger, en dirección este, Maradi, Zinder, hasta llegar al lago Chad, que posiblemente ya estará seco, he tenido el privilegio de verlo con agua.
En Maradi comenzamos un proyecto de cooperación en varias aldeas, siempre con las mujeres, única garantía de éxito.
Este primer viaje me dejo tocado y hundido, dicen que cuando conoces África ya no puedes olvidarla, África es mujer, la vida es en femenino singular y plural, es cautivadora y exótica, no te puedes desentender de ella, vuelves, vuelves y así fue, volví, pero esa será historia para otro día
Miguel
Miguel G. Torres / Viajero
“El turista es el que va a mirar paisajes y el viajero el que va a entender las almas”
Paul Bowles
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