diciembre 12

Vagar o la inconsistencia de las vacas

1  comments

Hay veces que cuando veo la mirada de una vaca, me siento identificada. La miro con tanta
empatía, que cualquiera que me viera diría que estoy imbécil, alelada y tan perdida como esa mirada
oscura y vaga del animal. Pero es que a mí, esos ojos negros me dicen cosas.


¿No os habéis fijado nunca en los ojos de las vacas?


Seguro que se llaman así, Vacas, por sus ojos extravagantes e indefinidos. Porque, a ver, cuando uno
está rumiando algo, tirado en el sofá, y se sale de madre divagando por mundos erráticos, con la
mente en un torbellino de ideas huecas, vagamundeando sin saber por dónde, a ver, ¿cómo te
llaman los demás? Te llaman vaga, que se parece mucho a vaca, porque sí, en realidad estas
vacando. Quien te vea de esta guisa te puede decir cosas cómo "¿es que no tienes nada que hacer?"


Y es que los demás son muy productivos, muy operativos, muy de los que piensan y hacen, y lo
llevan todo al milímetro, personas serias y comprometidas, como hay que ser, que buscan la
perfección. Y como llevan muy mal ver a alguien ocioso, para evitar desagravios, hay que estar con
las pilas puestas todo el día, sin resuello.


¡Como si la única forma de dilapidar el tiempo fuera estar trabajando! ...


Es un gusto estar como las vacas disfrutonas, ahí en el prado del sofá como las vagas. ¿O no? Vacía,
con la mirada perdida como una vaca: a mí me place.


Y hablando de placeres, también podría ser que las vacas miren de esa forma porque lo hacen desde
lo más profundo de sus vísceras, y evacúan en cuanto te descuidas, vamos, que mientras te miran
sin pestañear desde lo más hondo de su valle, resulta que están cagándola. Puede que porque
evacúan mucho y de manera muy efusiva, se llamen vacas. También puede ser eso... O, se me
ocurre, que la palabra vagina pueda tener algo que ver con vagar por sueños libidinosos. Todo esto,
tan biológico, me lleva a razonamientos mucho más inmediatos, como por ejemplo, que la vaca
mientras disfruta, caga o mea, vaca, o sea vagabundea. Y por eso su mirada es tan indeterminada y
oscura, como si estuviera ausente y orgásmica.


Lo que sí me transmite claramente la vaca es calma. Y eso debe de ser porque ser un poco nómada
de rincones que no están en las pastos de todos los días, me sosiega. Mi vaca, coma lo que coma,
vague por donde vague, rumia al ritmo que divaga y digiere bien, así que duerme sin atascos y en
paz cuando se hace de noche, duerme en el vacío sin ni siquiera estrellas ni sueños. Ya sabéis, ese
dormir en el que te abandonas como quien se deja abrazar por el vacío más total. Tanto que no eres
ya tú, ni nadie, ni nada. Como debe de ser estar muerto. Pero muerto de esos que ponen en su lápida
epitafios como "no tengáis prisa, os espero tomando un vinito". Difuntos disfrutones, de los que
tienen todo el tiempo, y se sienten libres. En calma completa, como las vacas vacuas, desocupadas y
vagabundas.


Claro que también cuando alguien hace algo en vago, o en vano, se dice que lo hace sin firmeza. ¿ A
ver si mi vaca indolecente lo que pasa es que es una lacia, que lo único que sabe hacer es comer,
regurgitar, cagar y mear? Y su mirada sea una mirada vacía, de imbécil. ¿A ver si van a tener razón
cuando me dicen que miro a las vacas como una lela? Ahí, deambulante o con la mirada perdida.


Esto hay que considerarlo muy seriamente. Mi vaca, que empezó siendo nómada, muy atractiva y
disfrutona, resulta que ahora está pasado a ser una vaca laxa y tontorrona. Pero es que, tener de
alter ego a una vaca, aunque no esté bien visto, sí relaja. En mi pueblo dicen "tienes menos
formalidad que el rabo de una vaca", y luego , como si ya no tuvieras remedio, te invitan a un
vinito. Eso es un descanso, ¿O no?


Estoy hay que rumiarlo bien. Que es verdad que uno tiene el derecho a la pereza, sí por favor, no
seamos tan protestantes, que ya nos han fastidiado bastante con el deber y el trabajo. Pero también
es cierto que si te pasas de vagar, puedes acabar o imbécil como una vaca lacia, o loco de tanto errar
con la mirada vagabunda, o vacía con la negritud de los ojos desorbitados de una vaca, que
seguramente ni sabe qué es lo que ve.


El caso es que voy a dejar de mirarme en esos ojos de vaca, que me estoy empezando a sentir
demasiado vacante. No vaya a ser que acabe soltando un vagido en vez de utilizar fonemas y
morfemas. Ganas me están dando...y esto sería grave.


Sin embargo, no dejo de preguntarme ¿qué habrá detrás de las miradas vagas como la de mi vaca?

Juliana Guzmán

Soy aprendiz de escritora.  Algún día tendré algo que decir  que me deje más o menos satisfecha pero, hasta entonces, me entreno y entretengo con relatos cortos como estos, escritos en los talleres de escritura.

Los presento ahora en este espacio, "El nido caótico", en el que cualquier "locura" es bienvenida.

-

Escríbeme a nido@elnidocaotico.com. Pon en el asunto: Para Juliana

Suscríbete y recibe nuestro boletín semanal


Relacionado

  • {"email":"Email address invalid","url":"Website address invalid","required":"Required field missing"}
    >